Histamina

¿Es la histamina un indicador fiable del grado de alteración del pescado?

La temperatura óptima para la conservación del pescado es de 0ºC (±2ºC). La producción de histamina comienza a temperaturas moderadas, alrededor de los +7ºC y es más rápida a partir de los +21ºC. No obstante, se ha demostrado que la histamina se puede acumular en el pescado y alcanzar niveles tóxicos incluso a temperaturas relativamente bajas (+5ºC). Se ha comprobado que a estas temperaturas, y después de breves periodos de almacenamiento a temperaturas más altas (de +15 a +20ºC), se forman grandes cantidades de histamina aunque el crecimiento bacteriano se haya frenado. Parece ser que la enzima descarboxilasa generada durante los breves periodos de permanencia del pescado a temperaturas moderadamente altas son suficientes para una subsiguiente producción continuada de histamina. Las aminas biogénicas son muy estables y una vez formadas continúan trabajando a temperaturas de refrigeración. Por estos motivos, la formación de histamina es más probable en productos de la pesca frescos y refrigerados y constituye un indicador de su grado de frescura. Una elevación de los niveles de histamina en el tejido muscular a partir de los 5 mg/100 g es indicadora del proceso de descomposición del pescado, se aprecien o no defectos de naturaleza organoléptica (análisis visual y olfativo). La detección sensorial se utiliza generalmente para discriminar inicialmente los olores procedentes del pescado sometido a condiciones abusivas de temperatura. No obstante, los olores característicos de la descomposición del pescado a temperaturas relativamente bajas pueden no ser perceptivos si ha sufrido previamente un abuso de altas temperaturas. Este fenómeno invalida el análisis sensorial como método efectivo para la detección de las escombrotoxinas (y otras aminas también involucradas en procesos catabólicos como la putrescina, por ejemplo) y hace necesario el uso de técnicas analíticas más sofisticadas.