Pesca sostenible

Tendencia y estado actual de los stocks

Durante los últimos 50 años, los humanos han cambiado los ecosistemas más extensa y rápidamente que en cualquier otro período comparable de la historia humana, mediante un exagerado incremento de la demanda de recursos. Como resultado, se ha producido una pérdida irreversible de la diversidad en nuestro planeta. Dentro de esta pérdida de biodiversidad, destacan los excesos cometidos sobre los stocks de peces comerciales en nuestros mares y océanos, que constituyen el recurso alimentario más importante a nivel mundial, siendo el pescado el recurso proteico diario para más de mil doscientos millones de personas actualmente.

Esta situación se debe fundamentalmente a las excesivas capturas efectuadas durante las pasadas décadas, con un aumento exponencial hasta finales de los años 80, pero en constante declive a partir de este momento. Cabe decir que la producción global derivada de la captura de especies marinas pasó de los 17 millones de toneladas métricas en 1950, un total de 86 millones de toneladas en 1996 (máximo alcanzado en este periodo), y reduciéndose posteriormente hasta los 77 millones de toneladas en 2010, a pesar de aumentar el esfuerzo pesquero. Adicionalmente, los stocks de peces de gran tamaño se han reducido en un 90% durante los últimos 60 años, y en un periodo inferior a los 50 años nos enfrentamos al agotamiento de todas las especies de peces debido a la sobrepesca, según apuntan varios estudios. Con todo, se estima que entre el año 1988 y 2010 se ha producido un decrecimiento en las capturas globales (en toneladas métricas) de alrededor del 18% (Gráfico 1).

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Gráfico 1. Captura de imagen de vídeo de TEDxMidAtlantic 2013: “Save the oceans, feed the world!” (> Link)

Fuente original: Watson y Pauly, Nature. 2001.

Sobrepesca

Muchas actividades humanas provocan impactos negativos sobre el bentos, los hábitats y las comunidades marinas ocasionando cambios y pérdidas de fauna, diversidad, abundancia, estructura de las poblaciones, interacciones tróficas, etc. De entre todas, la actividad pesquera es la que se considera que afecta más negativamente a los ecosistemas marinos.

Según la valoración realizada en 2010 por la FAO (United Nations Food and Agriculture Organization) sobre la situación general de los stocks de peces a nivel mundial, se determinó que actualmente el 53% de los stocks están "plenamente explotados", mientras que el restante 32% están "sobreexplotados" (el 7% de los cuales están ya agotados y sólo un 1%, recuperándose de este agotamiento) (Gráfico 2). Se estimó también que entre los años 70s y el 2008 la proporción de stocks que estaban "subexplotados" o "poco explotados", pasó del 40% al 15%. Parece ser además que la situación en el Mediterráneo es aún más comprometida (si cabe) a la de, por ejemplo, el Atlántico Norte, donde sí se detecta una cierta recuperación de determinados stocks de peces.

Son éstos unos datos que claramente demuestran la indudable presión que el ser humano ha ejercido y ejerce sobre estos recursos, que son indispensables tanto para la salud humana como para mantener el equilibrio y la calidad de los ecosistemas que habitan, poniendo en una situación comprometida la sostenibilidad de los mismos, la salud humana, la economía y los medios de vida de las comunidades en todo el mundo.

Así, es imprescindible contemplar la sinergia que se genera con la confluencia de dos factores esenciales como son: la sostenibilidad de los recursos pesqueros y los beneficios que estos proporcionan a la salud humana a través de su consumo, como una ventaja que hay que aprovechar y preservar a toda costa a lo largo del tiempo, dedicando los pertinentes esfuerzos sociales, políticos y financieros.

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Gráfico 2. Tendencias globales en el estado de los stocks de peces marinos a nivel mundial.

Fuente: The state of world fisheries and aquaculture (FAO, 2010).

Descartes

En relación al volumen de capturas que se descartan por su reducido o nulo valor comercial y que no constituyen especies objetivo de las flotas pesqueras, se calcula que por cada kg de gambas capturadas se descartan alrededor de 9 kg de pescado, lo que representa un derroche exagerado de los recursos. Aunque la mayoría de artes de pesca profesional y tipos de pesca recreativa generan un cierto porcentaje de descartes en sus capturas, la pesca industrial de arrastre es la que genera un mayor volumen de descartes. En el Mediterráneo, el elevado ratio de descartes relativo a la pesca de arrastre (que puede llegar a ser superior al 50% del total de capturas en determinados casos; a la costa catalana, por ejemplo, esta pesca desecha entre el 30 y el 40% de las capturas), se debe principalmente al uso de redes de malla excesivamente pequeña. Sólo en el Mar del Norte por ejemplo, se estima que se devuelven al mar más de 500.000 toneladas de capturas anualmente. Recientemente la Unión Europea mediante la nueva Política Pesquera Común, incluye una política de descartes con la intención de reducir el volumen de capturas indeseadas, obligando a los pescadores a desembarcar a puerto. Aunque los beneficios ecológicos de esta medida están aún por verse, lo que sí parece ser claro, es que el descarte es una práctica totalmente insostenible y poco ética (> Link )

Impactos sobre el ecosistema bentónico marino

Aparte de los impactos directos sobre las poblaciones de peces generados por la pesca (profesional y recreativa), existe también otro impacto indirecto, demasiadas veces ignorado, sobre el hábitat bentónico, que afecta la abundancia, biomasa y diversidad de organismos bentónicos, desde invertebrados hasta peces. Mientras los impactos directos son generados por todos los tipos y modalidades de pesca (tanto profesional como recreativa) en función de su capacidad extractiva, los impactos indirectos mencionados guardan una relación muy cercana con la pesca de arrastre. Este impacto indirecto tiene una gran repercusión negativa en los llamados caladeros de pesca, mayoritariamente de sedimento blando (de lodos y fangos) donde se lleva a cabo la pesca profesional. También tiene efectos sobre el sedimento, donde el paso de los artes provoca turbidez del agua y resuspensión del sedimento y donde las puertas de los artes de arrastre dejan marcas de hasta 7 cm de profundidad que pueden perdurar más allá de un año. Además, cuanto más costeros sean los fondos sobre los que se actúa, más negativas son las afectaciones, ya que las zonas menos profundas suelen ser las más diversas. Cabe mencionar que este tipo de pesca es especialmente perjudicial en hábitats esenciales (que son los de más calidad para la reproducción, crecimiento o alimentación de las especies marinas). Algunos de estos hábitats son: fondos de maërl, fondos de posidonia, fondos de coral blanco profundo y en particular las montañas submarinas, donde vive una gran diversidad de especies bentónicas frágiles y se concentran muchos peces para alimentarse y refugiarse.

Los organismos bentónicos son especies que dependen del fondo marino y pueden ser sésiles (o tener movilidad que les permita, enterrarse, reptar o nadar, pero siempre cerca del fondo). Todos estos organismos son esenciales en el conjunto del ecosistema marino, y con el tiempo se han convertido en muy importantes para el turismo y la industria farmacéutica especialmente los de la zona costera.

Ahora bien, aunque el arrastre es el arte que tiene un mayor impacto, otras artes utilizados para la pesca artesanal, y que no se arrastran por el fondo, como el palangre, o las redes de enmalle como el trasmallo, también ocasionan ciertos niveles de impacto. Esto es debido al contacto de las redes con las paredes rocosas y fondos duros costeros sobre organismos bentónicos frágiles especialmente del coralígeno, o los palangres en las paredes de los cañones submarinos donde se puede encontrar el coral blanco. Además, estos artes fácilmente se rompen o se pierden (artes o pesca fantasma) de modo que continúan atrapando y matando organismos durante un cierto tiempo sin ningún tipo de control.

Por su parte, y tal vez en un grado menor (aunque a día de hoy es un ámbito muy poco estudiado, y que por tanto puede acabar siendo más importante de lo que pueda parecer a priori), la pesca recreativa también juega un papel que hay que considerar seriamente, ya que la pérdida reiterada o abandono de aparejos sobre el fondo, puede acabar generando impactos nada desdeñables, sobre todo en zonas donde se producen concentraciones importantes de pescadores (p.ej. cuando bajos de línea se enganchan en el fondo marino sobre invertebrados sésiles, causándoles estrangulación, debilitamiento, epifitación y la muerte), y sin olvidar tampoco los efectos potenciales de la toxicidad de algunos materiales habitualmente utilizados en este tipo de pesca, como los plomos.

Impacto de factores ambientales

Determinados factores ambientales como el cambio climático y las descargas fluviales, pueden acabar influyendo también la sostenibilidad de los recursos. El cambio climático puede provocar un calentamiento de las aguas que, además de producir una acidificación de los océanos, por un lado puede mermar la presencia (o incluso hacerlas desaparecer) de especies de aguas frías en determinadas zonas, mientras que en otras zonas puede provocar o facilitar la aparición de especies exóticas generando desequilibrios en las comunidades de peces y en la misma cadena trófica. Por su parte, las descargas fluviales pueden verse afectadas en dos sentidos:

(a) Efectos de los vertidos contaminantes: por un lado la polución generada por elementos como la agricultura intensiva, empresas químicas, etc. en zonas cercanas a ríos, que finalmente desembocan las aguas empobrecidas y dañadas en el mar, afectando a las poblaciones de peces presentes en las desembocaduras y en otros lugares más alejados a través de las corrientes marinas, además de una desoxigenación causada por los fertilizantes de nitratos.

(b) Riesgo de aparición de posibles cambios en la productividad del ecosistema costero a corto y largo plazo: las desembocaduras de los ríos son sistemas altamente productivos debido a la descarga de materia orgánica que enriquece los sistemas costeros. Las construcciones de embalses y presas aguas arriba y la desviación de caudal a otras zonas puede afectar negativamente la productividad del ecosistema costero.

Cabe decir que la combinación de estos dos factores, suele resultar en una menor capacidad de dilución provocando una mayor concentración de tóxicos aguas abajo, sobre todo de amonio, nitrato y fósforo.

Iniciativas de sostenibilidad pesquera

Actualmente existen diversas iniciativas que centran sus esfuerzos en la divulgación y la información sobre aspectos relacionados con la sostenibilidad de los recursos pesqueros. Algunos ejemplos muy interesantes son: SOSpeix, una guía online para fomentar el consumo responsable de pescado y marisco (www.sospeix.org/ca); msc.org (Marine Stewardship Council) que apuesta por una pesca sostenible certificada (www.msc.org/); Mission Ocean, que mediante la Global Ocean Comission, promueve la importancia, el peligro y el potencial de nuestros mares i océanos, y además establece ocho propuestas que muestran qué se necesita hacer para simular la recuperación de los océanos (http://missionocean.me/).

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